Querida Roxana:
Morris se ha perdido y esta vez no queda duda alguna. La llamada nos ha despertado a las cuatro de la mañana de un miércoles cualquiera y ha dejado en nosotros un sentimiento de incertidumbre que alarga tortuosamente nuestros minutos. Un tal Capitán Rodríguez nos ha llamado desde Iquitos, la ciudad peruana más grande a orillas del rio Amazonas. Nos ha informado que doce días atrás cerca de Paraíso, población dentro de la selva, han encontrado a un hombre mal herido; este después de dos días inconsciente ha despertado para decir que estuvo en una expedición con el arqueólogo estadounidense Benjamin Morris. El capitán Rodríguez ha llegado al hotel donde se hospedo la última vez en la ciudad y donde aún conservaba muchas pertenencias, entre ellas nuestro número de teléfono escrito en un papel y bajo el nombre de Arturo Beltrán. Me ha llamado antes que a la embajada porque vio que mi nombre era en español; y porque deduzco, le gusta dar malas noticias. Supongo que has de estarte preguntando: ¿Cómo Morris ha ido a dar hasta Suramérica y porque le dan el título de “Arqueólogo” cuando ambos sabemos que jamás puso un pie en la universidad? La respuesta es algo complicada y te la contare la próxima vez. Por ahora quería que supieras que me voy en el primer vuelo rumbo a Lima.
Te mantendré informada,
Arturo